¡Descubre Si Sabes Amar! Conoce Las 3 Etapas Del Amor Verdadero

El amor realmente no es un sentimiento como el que todos piensan.

Que es idílico, bonito y brillante.

Que solo hay buenos momentos. Y que todo es fantasías de experiencias en pareja y cosas así.

Las personas que saben realmente cómo funciona el amor (después de años de práctica, persistencia y paciencia) saben que es algo que tiene vida y como cualquier ser viviente tiene que ser alimentado.

El amor se muere cuando dejas de alimentarlo. Termina por convertirse solo en palabras vacías sin acciones que demuestren lo que significa realmente.

Por eso empieza cuando lo alimentamos nosotros mismos.

Y a medida que lo vayas alimentando, te das cuenta que crece y se refleja en todos los aspectos de tu vida, sintiéndote mucho más feliz y compartiendo eso con tus seres cercanos.

El amor verdadero tiene 3 etapas de crecimiento.

Está el amor inocente o ingenuo, el amor regulado e intenso y finalmente el amor que quieres dar y aceptas.

Tan simples como suenan, naturalmente experimentamos la primera etapa del amor desde que tenemos memoria, a medida que crecemos con la información que procesamos, estos sentimientos pueden volverse tan intensos como para volvernos literalmente locos.

Hasta que al final, una vez pasadas las dos primeras etapas, sabemos que amar tiene que ver mucho más con dar que con recibir y este es el amor que quieres dar.

El amor ingenuo o inocente.

Como cuando eres todavía un infante y todo lo que ves te palpita el corazón, es fugaz y fuerte a la vez. Afecta a como observamos todo; desde los colores, como escuchamos los sonidos y los sabores que percibimos.

Es un tipo de amor un poco idealista desde la perspectiva madura, pero es puro en su esencia. Desde donde proviene son los más optimistas y positivos sentimientos. Es difícil de hablar sobre dolor o penas, porque no conocen su realidad. Es común sentirlo al iniciar una relación y conocemos solo un poco de aquella persona.

Este es el primer amor que sentimos, frecuentemente cuando somos más jóvenes. Con el peso de los años podemos perder el hábito de sentir este tipo de amor. Como cualquier músculo este amor debe de ser ejercitado diariamente.

Las personas de todas las edades lo sienten durante toda su vida, pero existen dogmas y normas de idiosincrasia que malinterpretan esto como tonto e irrelevante, lo cierto es que se salta esta etapa y viven directamente en la segunda etapa del amor, el que es controlado y regulado.

El amor siempre debe de dar lugar a la inocente esperanza. Eso es lo que lo caracteriza por sobre todo.

Creer ciegamente sin si quiera conocer el lado un poco tosco de la vida, es inocente porque aún es virgen y no tiene manchas de lagrimas por sus mejillas. Es lo que siempre sentimos cada vez que comenzamos algo que nos emociona profundamente.

El amor regulado pero intenso.

El universo está en constante movimiento.

La idea de que nunca va a llover solo porque hay una racha de días soleados es simplemente una ilusión.

A todo momento de inocencia llega el momento de la verdad, y aquella verdad es que el amor es bello pero también puede cortar de una manera brusca y severa.

Esto demuestra la intensidad de lo que realmente sentimos.

Son aquellos momentos en que las circunstancias no van de acuerdo a nuestra imagen mental de cómo tenía que ser.

Cuando llegas a la etapa de amor intenso y regulado es cuando sabes que tienes un fuerte impulso por seguir tus emociones pero aún así mantienes el control.

En forma de que si has terminado una relación, no vas a hacer ninguna locura, solo entiendes que el amor solo da, no quita y si alguna vez no se dio fue por una ausencia de ella, no por exceso.

O en caso de haber perdido un ser querido bruscamente, la idea de no poder seguir compartiendo tiempo con esa persona nos puede afectar de mala manera en nuestra ignorancia de saber que ya está en un lugar mejor, ya se encuentra en el objetivo máximo de todos: estar en paz.

E incluso después de un imprevisto en cualquier tipo de planes que tenías. Uno tan fuerte como para cambiar el plan por completo y empezar desde cero.

Este es el amor que en vez de hacernos sentir que vamos por las nubes, nos enseña algo a través de su lado ausente.

En esta etapa debemos de mantener una flama viva del amor inocente para sobre-llevar este tipo de momentos de ausencia.

Desde nuestra mente sobreponemos por encima de las circunstancias actuales con nuestra imaginación y amor inocente que provienen de nuestros buenos recuerdos, y creamos nuevas ideas para el futuro. Para las cosas que decidimos.

Todos los seres humanos pasamos esta etapa, pero muchos se quedan atrapados en ella. Les cuesta aprender de la ausencia de amor inocente y se encuentran estancados en lo que les vende la “realidad”, el realismo solo habla de lo que ya se hizo, nunca de lo que es posible hacer.

Nunca dice nada sobre las infinitas oportunidades que aún están por revelarse, si se mantiene una inocente esperanza en aquella posibilidad.

Es el amor que duele pero aun así lo sentimos y no podemos rechazarlo ni oprimirlo. Desde este sentido sentir está del todo bien pero el buen manejo de ambos sentimientos, el inocente y el intenso que nos lleva a la siguiente etapa.

El amor que quieres dar y aceptas.

El tiempo cura todas las heridas.

No hay tormenta que pueda durar el tiempo que las dejemos durar. 

El dolor físico pasa mucho más rápido que el dolor emocional. La razón está en que al dolor físico no lo alimentamos constantemente, y no nos crea esos hábitos que alimentan aún más esas ideas de dolor emocional.

A veces nos quedamos atrapados en la segunda etapa realista de las cosas, no dejamos que fluya la intensidad imaginativa del amor inocente a nuevas ideas y cambios.

En esta etapa del amor que queremos dar, ya conocemos que existen días buenos y existen días malos, y no pasamos los días buenos con miedo a no evitar para siempre los días malos.

El universo está en constante cambio. En esta etapa sólo nos enfocamos en lo que queremos dar, y entendemos que cuanto más damos, más recibimos. No solo de parte de los demás, sino de nosotros mismos

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En esta etapa el amor va más allá de las simples circunstancias superficiales de la vida.

Pero además de ello te encuentras en paz contigo mismo y con la idea de saber que siempre vas a dar, a pesar de los problemas que existan. La fe y la confianza que das a todo es lo que alimenta el día a día.

En esta etapa aceptas todo el amor que puedas recibir, y das todo el amor que puedas dar. Con tus familiares, tu pareja y tus amigos. Ten en cuenta que cuando das amor, solo puede recibir mucho mas amor. Ese es el amor verdadero.